EL C ORAZÓN DE NADIE. 100 RECUERDOS NO FOTOGRAFIADOS

VALKARZE. 

Artista y Divulgadora de Arte. 

Santa Cruz de Tenerife, octubre 2024



LA TRAMA

La mejor de todas las vidas es la de una ocupada soledad

Voltaire

Siempre que me acerco al trabajo de un artista que muestra su obra públicamente lo hago desde un goce íntimo. Planteada la oportunidad de permitirme sentir y recorrer libremente con curiosidad el proyecto expositivo diseñado para la ocasión. Mi sorpresa fue grande el día que descubrí el mundo creativo de Eylin Amores en su última exposición "Umbral" en el espacio Desván Blanco.

Desde el primer momento sus cuadros me arrebataron la atención por su potencia visual reposada en una quietud y sencillez; me transmitían una calma armónica frente al frenesí que nos rodea y a veces arrolla. Cada uno de ellos proponía un camino, una dirección, que en mi caso decidí que fuera hacia dentro, donde espacios abismales eran transitados por individuos minúsculos que tenían el desafío de no perecer en los oscuros paisajes abstractos que la artista había dibujado con los elementos mínimos de la expresión visual (el punto, la línea y el plano) para lograr expresar diversas ideas.

El nuevo trabajo de Eilyn, "El corazón de nadie" impacta de forma misteriosa, inefable. Presenta con su exquisita finura y en diferentes composiciones sus tres realidades: la densidad, el espacio humano y la trama. Los seres humanos que habitan la obra viven en un espacio blanco y neutro, en diferentes actitudes y entre dos grandes mundos que acuño como densidad y trama. Ambos construyen la dualidad pura en imágenes: solidez y ligereza, contundencia y vaporosidad… Es así como sus seres, en perfecta alegoría de nuestra humanidad, se debaten en sus diferentes posturas entre el mundo de la forma y de la no forma. Descansan, generalmente en la solidez de la materia, para contemplar el Universo de la Potencialidad, una especie de plasmación del "orden implicado" de David Bohm. Helas aquí, las tramas poderosas y obsesivas de Amores, tan características de su obra. Quizá ni ella misma intuya, que la urdimbre de sus trazos podrían mágicamente reconfigurarse hacia cualquier forma, para representar lo que ese humano busca, ama, sueña o teme. 

La soledad acompaña a sus seres, teñida de silencio en su espacio blanco circundante, es el caldo de cultivo para que la creatividad de nuestro cerebro despliegue ese mundo de posibilidades que plantea el arte.


Eilyn Amores © 2001
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