UMBRAL


DANIASA CURBELO

Artista e investigadora multidisciplinar

Santa Cruz de Tenerife, enero 2024



Cuando me acerco al trabajo de Eilyn Amores experimento algo similar a lo me sucede siempre que vuelvo a alongarme por el balcón de mi noveno piso: vértigo. Supuestamente, el vértigo no es el miedo a caer de forma accidental, sino un mecanismo mental que pone en marcha el cerebro para impedirte que, ante la tentativa, decidas experimentar qué se siente al caer desde una gran altura. El vértigo es una suerte de resistencia, un estado limítrofe entre la cordura y la sensatez racional y el impulso inmediato que no tiene en cuenta las consecuencias fatídicas. 

Muchas personas estamos en ese estado de resistencia en nuestra vida más de lo que creemos. Especialmente las personas que habitamos diariamente distintos "umbrales" de representación y significación cultural en sociedades donde triunfan -alarmantemente- discursos de segregación por cuestión de género, racialidad o cualquier otra dimensión identitaria determinada por el privilegio o la opresión.

Estos umbrales son lugares fronterizos del ser, una suerte de limbo epistémico que nos hace replantearnos constantemente nuestra propia presencia en el mundo. Con su serie Torii, Eilyn Amores conecta con una tradición propia de la Historia del Arte y es la representación de la inmensidad y del instante en el que tanto el su-  jeto representado en la escena como quien contempla el cuadro, experimentan el vértigo que produce asumir nuestro diminuto "tamaño" en un total inmenso y desbordante. Ejemplo de ello es el famoso caminante  que contempla, de espaldas al espectador/a, un gigantesco mar de nubes que Friedrich pintó a comienzos del siglo XIX. Sin embargo, en la obra de Amores la idea del umbral está mucho más explícita gracias a límites definidos, formas geométricas, vacíos, muros, agujeros y torres que habitan esos diminutos seres solitarios.

Así pues, "Umbral" es una propuesta artística que reflexiona en torno a la idea de lo limítrofe, especialmente visto desde un sentido psicológico o espiritual, para cuestionar lo incuestionable, lo absoluto, lo que consideramos verdadero y, por lo tanto, sobre lo que sostenemos nuestra diminuta existencia como  seres humanos. ¿Somos capaces de asumir que la vida es un estado permanente de resistencia entre distintas fuerzas que nos empujan a actuar de una forma o de otra? ¿O por el contrario preferimos mantener la ilusión de que lo conocemos todo del todo y, por lo tanto, no existen más umbrales que abrir y traspasar? Sea cual sea la pregunta, no puedo evitar acordarme, volviéndome a alongar al balcón de mi noveno piso, de aquello que decían mucho los viejos de mi pueblo: "no somos nadie". 


Eilyn Amores © 2001
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar